Disculpen mis escasos lectores...
Último deseo de un viejo vagabundo
Escribir, ser grande, amar y ser amado, la gloria y la fama,
una cama mullida donde descansar y soñar, soñar sin mesura,
el mar, recordar viejos amores junto a un café, solitario, azotado
por la brisa del mar, el mar, la brisa, y escuchar gaviotas, andar
descalzo por la playa, tener agujetas, sentirme en forma, comerme
un gran helado lleno de trozos de cereza, el color naranja, repetir las
cosas bonitas(de nuevo el mar), la melancolía controlada,
la seguridad de un presidio, el deseo irreprimible mientras es reprimido,
la lluvia que golpea la ventana mientras estoy bajo las mantas, una
buena película, una caricia de alguien a quien quiero, una mirada
de complicidad, el sol en la cara, la risa siempre puesta, la mano
pronta a ayudar, el corazón latiendo pues mientras lata seguiré vivo, disfrutar, sufrir, valorar.
Escribir lo que sea y que la gente lo llame poesía, reírme de mí
por dejarme llevar un instante y agradecer esas alabanzas hacia mis pensamientos,
esa dulzura benevolente que no es más que piedad hacia mí por sentirme
tan pequeño.
Levantarme con el pelo alborotado, sentir el agua recorrer mi piel, el olor
a canela, enfadarme, reconciliarme, rectificar y saber asumir las derrotas,
sobreponerme y salir adelante, saber que siempre puedo ser mejor,
siempre puedo hacer más feliz a alguien, que puedo querer más, mejor,
ser menos celoso, más comprensivo, menos caprichoso, que puedo volar
sin temor a que se rompan las alas del avión, ordenar mi vida, ordenar mi mente,
mantener las cosas en su sitio.El corazón late, sigo vivo.
jueves, agosto 31, 2006
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2 comentarios:
Qué belleza, Pablo. Tengo el vello de punta. No dudes de que tus palabras sean poesía.
Gracias Pablo,se me habian olvidado tantas cosas. . .
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