martes, octubre 31, 2006


Sinceridad con cadenas

Para escribir hay que ser valiente o no tener nada que perder. Me podría inventar una vida, una cara, podría sentir a través de otro personaje, un personaje creado por mí. Sería una forma de liberación. Pero en cierto modo también sería una forma de renunciar a vivir mi vida. Y la verdad es que no tengo el valor suficiente ni para escribir con sinceridad ni para inventarme otra vida y pintarle un alma. Y mucho menos para renunciar a mi insulsa existencia. Y tampoco tengo nada que perder.
Todo lo que escribo nace por dos motivos, que en realidad es uno, solo que a veces se traviste. O es autobiográfico, con o sin adornos. O lo que escribo es completamente inventado y es como un parto, si nace es porque no podía estar más tiempo dentro de mí, ya que se hubiera podrido y me hubiera dejado infectado. Y digo que este último es en realidad el primero travestido porque lo que nace, lo que paro, es una frustración, un anhelo, lo escribo para que alguien lea lo que siento, y no lo enseño para que ese alguien no sepa lo que siento.
Me vendo. Soy un cobarde. Y además no tengo suficiente valor.

No hay comentarios: