miércoles, septiembre 13, 2006


Si una tarde de otoño un hombre (Capítulo II)

Ese hombre que una tarde de otoño desapareció se llama Manuel como su hijo. Pasa los cuarenta años de edad aunque eso no tiene importancia en esta historia. Cuando desapareció estaba en mitad de la treintena, durante su ausencia cambiamos de siglo y de milenio.

Manuel es de estatura media, no más de uno setenta y cinco, cuerpo ancho y fibroso, enjuto de cara y lacónico en sus respuestas. Tiene unos ojos pequeños, parece que reflexionara todo lo que oye, todo lo que ve. Ojos de sabio. Son de color marrón, más tarde dirá que se le quedó prendido este color en su pupila al despedirse de su antigua vida, porque lo último que miraba y admiraba eran las hojas de los olmos, marrones, secas y mojadas; su mirada es penetrante, no preguntó nada durante la entrevista pero, cada vez que me miraba, su pupila adquiría una expresividad tan viva que no hacía falta que me respondiera a lo que había preguntado. En estos casos sus ojos afirmaban, negaban y dudaban sin necesidad de que sus palabras confirmasen sus intenciones.

Desde que apareció, además de unas pocas palabras, no dijo más que, si respondía largo y tendido a las preguntas que surgían atropelladas (su familia desesperada, sus amigos que casi lo habían olvidado, la policía atónita por la reaparición), no iba a poder contar su historia tal y como le pasó. Su familia ha estado carcomida por dudas e incertidumbres de toda índole durante mucho tiempo, pero ninguno le volvió a preguntar después de que la enésima vez que lo hicieran prorrumpiera en amargo y desconsolado llanto. Lo que hasta ahora sabemos de él son las pocas respuestas que ha dado a su familia y la impresión que esta recibió al verle regresar.
La peculiaridad de su historia y el halo misterioso que envuelve su regreso ha hecho que los medios de comunicación; televisión, radio, prensa y sobre todo Internet y la blogosfera, hayan prestado una atención inusualmente prolongada en el tiempo a la historia de Manuel.
Las teorías sobre su desaparición han sido múltiples. Las de su regreso aún superan en número a las anteriores. La ciencia ficción se cruzan con las teorías de aquellas personas que opinan que al final será una historia más de amor y desamor. La expectación no sería tanta si series como Perdidos o los 4400 no hubieran tenido tanto éxito a nivel mundial.
Manuel, el protagonista de esta historia decidió hacer una única declaración, a una sola persona, sin nadie más delante que un cámara y una grabadora. El elegido es Jesús Quintero, famoso por su programa El loco de la colina y Los ratones coloraos. El motivo de la elección es desconocido hasta el momento.


La entrevista se reproduce hoy en la mayoría de los diarios nacionales, todos los telediarios se hacen eco de sus extractos más sorprendentes. Internet es un hervidero de comentarios derivados de la misma, y en la radio se han multiplicado las tertulias en torno a un tema que nadie pensó que pudiera acaparar tantas atenciones.

Lo que a continuación les ofrecemos es la declaración íntegra de Manuel:

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y qué le pasó a Manuel?????????!!!

Anónimo dijo...

Esperando que actualices...